Érase una vez una princesita de un lejano reino, que a
los quince años, herida por la aguja de un telar, cayó en un profundo sueño.
Durmió durante cien años, según el cuento. Sin embargo, nosotros le vamos a dar
otro final, que no tiene nada que ver con el clásico.
Finalmente, llegó el día del despertar. La Leti durmiente
abrió sus ojitos, saboreando el tan deseado encuentro con el príncipe azul...
-Venga, Leti, despierta, que ya no es tiempo de soñar- le
dijo en tono algo seco una de sus madrinas, el hada Fany.
-Pero, ¿qué pasa?
¿Dónde está el rubio príncipe azul con su caballo blanco?
-¿Quién, Adrián? Vaya tela, ese se fue hace diecisiete años
con Gema, una cantante pop estadounidense- le confesó el hada Candy.
-Bueno, en realidad ha aguantado esperándome 90 años, el
pobre...
-¿90? No, mira, tú te quedaste dormida por la corriente
eléctrica hace 17 años, en 2013. Estabas en la Universidad de Alicante
intentando acabar una de esas prácticas del curso de Innovación, investigación
y uso de las TIC, y se fue la luz, pero tú, inconsciente, quisiste poner el
dedo en el enchufe del ordenador y así te quedaste... como un tronco- explicó el
hada Fany.
-Oh, ¡qué horror! ¿Y ahora cómo podemos acabar el cuento?
-No te preocupes, Leti, te ayudaremos nosotras a dar otro
final a tu historia- le aseguró el hada Marta.
-¿Qué tengo que hacer, pues?
-Piensa en lo que te gustaría hacer en tu vida, en una
ocupación que te apasione hasta el punto de no pensar ya en los problemas
sentimentales- sugirió el hada Marta.
-Pues, a mí me encantaría seguir con mi antiguo
propósito, ser profesora.
-¡Uy, que opción más mala has elegido, cariño!....
-Corta el rollo, Marta, si la niña tiene este deseo por
lo menos que se acerque a lo que es la realidad del profesorado.
-¿Ah sí? ¿Por qué?
-Pues es que hoy en día es un oficio muy... digamos, muy
concurrido. Todas las otras princesas de cuentos también son profesoras- dijo
Fany.
-Ah pues, ¡estupendo! Iré a ver cómo dan clase y así observaré
qué cambios ha sufrido la educación en todos esos años, me pondré al día sobre las
TIC, y...
-Hemos progresado mucho en el tema... Leti, ¡despierta
ya! Te quedaste dormida y no te enteraste de nada, pobrecita. Hay que
actualizarse. Venga, nos vamos al Instituto y ya verás- propuso el hada Candy.
Y con su varita mágica, que ya no era de madera, pinchó varios botones y dibujó una enorme
pantalla delante de la princesa.... la Leti durmiente se quedó boquiabierta:
nunca había visto algo similar. Aparecían las protagonistas femeninas de todos
los cuentos que conocía y la llamaban y le sonreían
-Pero, tu varita...
-Claro, ahora estoy siempre conectada. Le doy a un botón
y realiza simplemente lo que estoy pensando: mi mente y mi varita se funden. Ya
estábamos cansadas de aprendernos de memoria todas esas fórmulas mágicas.
¡Bienvenido progreso!- Afirmó Fany.
-Mira es muy sencillo- le explicó el Hada Candy- Esta es
una pantalla táctil, sabes ¿no? ¡Ay, tía, es verdad, tú no sabes nada de eso! Pues mira, aquí tienes varias opciones:
puedes meterte en uno de los cuentos que aparecen y ver qué tal la práctica
docente.
La Leti durmiente se quedó delante de la pantalla
fascinada. ¡Cuántas opciones para elegir! La sirenita... ¡Oh no por favor, con
el cangrejo ese tan aburrido...! Alicia...no, el conejo blanco, con su perenne
prisa, no le hubiera permitido concentrarse en la observación....
-¡Ahora lo sé! Exclamó.
Pinchó sobre la imagen correspondiente. Inmediatamente
después, la bella durmiente fue arrastrada por un agujero negro y se quedó
asombrada frente a la escena que se le abrió delante de los ojos:
BlancaNieves dando clase a los siete enanitos, que ahora
ya no eran enanos, sino alumnas adolescentes, con nombre y apellidos: Silvia-Sabio,
Sandra-Gruñón, Aida-Feliz, María-Mudito, Mª Ángeles -Dormilón, Arancha-Mocoso y
Laura- Tímido.
BlancaNieves se le acercó y le dijo: «Hola Leti durmiente,
estamos dando una clase de historia. Estamos hablando de la crisis global del
2015».
-¿Qué es un político?-preguntó Aida-Feliz.
-Bueno, considera Google, nuestro proveedor de servicios,
que nos ofrece gastos de conexión a la Red, seguro de coche, seguro sanitario,
seguridad social e instrucción, que un político era una persona que se pagaba
para darnos los servicios que nos ofrecen hoy Google, Samsung, Android, etc., porque
ahora, Leti durmiente, cada individuo elije lo que quiere. El Estado ya no
existe. Malos servicios, recortes...eso tenía que acabar ya de alguna manera.
Ahora son los grandes Service Provider las que nos lo ofrecen todo. Tú haces un
contrato, como para una compañía telefónica, y ellos se encargan de todo. Tú eliges
la que mejor se ajusta a tus necesidades- explicó Blancanieves en voz baja a la
oreja a la Leti durmiente.
-¿Pero qué sentido tiene contratar a políticos? –
preguntó Sandra-Gruñón.
-Bueno aquellos eran tiempos oscuros, la gente no creía
en las potencialidades de las TIC. Se pensaba que existía un Estado, un ser
sagrado y que lo podía hacer todo.
-¿Y cuánto valía pagar a los políticos?-preguntó
Arancha-Mocoso.
-Pues, hubo momentos en los que se pagaban hasta el 60 %
de los sueldos: impuestos fiscales, se llamaban.
- ¿Impuestos fiscales? ¡Qué palabra más rara!- afirmó Silvia-Sabio.
-¡Ah casi se me olvida! El dinero te lo quitaban a la fuerza,
no se podía elegir. El Estado accedía a tu dinero cuando le interesaba hacerlo
y tú no podías elegir tu Service Provider.
-Madre mía, ¿tantos cambios?- pensaba la Leti durmiente.
-Y ahora vamos a conectarnos con CenIsa. ¿La clase
siguiente la tenéis con ella, verdad? BlancaNieves se puso unas gafas y así
hicieron todas las alumnas- estas son para ti, si no, no te vas a enterar de
nada- le sonrió mientras le pasaba esta herramienta.
Al llevarlas puestas, la Leti durmiente se quedó
asombrada. Parecía estar dentro de un ordenador: mirando las caras de las
alumnas, le salía al lado su promedio, las incidencias y el porcentaje de
conocimientos adquiridos.
-Esta es nuestra manera de evaluar, Leti durmiente. Lo
hace todo el ordenador, te salen datos empíricos y no tienes que pasarte horas haciendo
un examen. Con todo este material, se obtiene la nota de cada uno. Ah, y otra
cosa que no sabes...Yo no estoy aquí, en realidad. Soy un holograma. Todos lo
somos, ahora. Nadie se tiene que desplazar: las clases se dan en tu casa o en
el parque, o mientras estás de compras, y lo mismo para los alumnos. Ahora se
aprende dentro y mediante la Red. Este es el concepto novedoso, que en 2013
todavía no se captaba. Ahora vivimos en la Red, es nuestra realidad. Y mientras
decía esto, en su lugar apareció CenIsa.
La clase cambió: en los pupitres se añadieron las niñas
perdidas de Peter Pan –Elvys, Rachel, Sabina y Ana- y Axeldino.
-Bueno, como siempre Antonio-Pinocho no está- empezó
CenIsa- A ver qué excusa nos pone esta vez. Y sacó del bolso un zapatico de cristal de los suyos: éste
empezó a rotar y a dar vueltas por el aire. -Es un buscador de alumnos-me
confesó- nos sirve para dar con ellos y saber si tienen algún problema o si,
como creo que es el caso, el alumno está
haciendo pellas. De repente, el zapatico
se puso a sonar como una alarma y proyectó la imagen de Antonio-Pinocho
comiéndose golosinas y fumando un cigarro.-Bueno, que te esperamos a clase,
venga ya-gritó CenISA. En cuanto se dio cuenta de que todos lo estaban viendo,
el alumno escondió esos pasatiempos y empezó a soltar excusas: -no me había
dado cuenta de la hora- y se le alargó la nariz- que no mientas que se te nota-
le gritaron los compañeros.
¡Imposible!- Sentenció CenIsa: tenemos nuestra agenda
personalizada, programada para recordarnos nuestras clases. Se conecta con
Facebook, Twitter y las redes sociales- inventa otra mejor para la próxima. Y
ahora que estamos todos, empezamos la clase. Hoy aprenderemos la receta de la
paella valenciana.
-¿Y eso?- preguntó la Leti durmiente
-Ay cielo, pues es que como todos insistían con la
finalidad práctica de la escuela, ahora ya no se dan las asignaturas de antes.
Vivimos en la Red, y si alguien quiere saber algo, basta con pensar en ello y
esto aparece. Así que lo que ahora es
necesario fomentar es la habilidad manual: el cerebro ya lo tenemos
perfectamente desarrollado. Mañana tendré clase de confección y arreglo, ¿sabes?
Con las hermanastras he practicado mucho esos temas y se me dan muy bien.
-Yo quiero hacer la de la pizza italiana- dijo la Elvys-
es que a mí la paella me sienta mal, me cuesta digerirla.
-Yo propongo la de la pasta- declaró la niña perdida
Rachel – a mí se me da muy bien – ¿qué dices? ¿Si le echas vinagre? Eso no
puede ser... y las dos se pusieron a discutir.
-Ya está-sentenció Axeldino- ya os he puesto un vídeo de
un cocinero de paella en directo, gracias a mi lámpara-proyector, así que
escuchamos y a ver si nos sale bien memorizar las fases.
-CenIsa yo no estoy de acuerdo- declaró la niña perdida
Sabina- es que yo memorizo las fases haciéndolo en vivo no mirando desde la
pantalla. Yo con todas esas TIC no puedo más...
La Leti durmiente ya había visto demasiado.
-Pero ¿qué es todo eso? ¿No se necesita estudiar la
literatura o la lengua porque cualquier tema está al alcance inmediato? ¡Pero
de esta manera os habéis acostumbrado a no pensar y por ello no sabéis cómo
realizar las actividades manuales! Afirmáis que el cerebro ya funciona
perfectamente pero no me lo parece: en 2013 se memorizaban conceptos y ahora
pasos mecánicos, no hay ninguna evolución en esto.
La revolución digital os ha reducido a hologramas, ya no
hay contacto físico entre profesor y alumnos, o entre compañeros, cada uno está
aislado en su mundo. Lo tenéis todo programado, planificado por las
máquinas...pensáis que soy libres pero no es así, sois esclavos de las TIC
porque de otra forma no sabrías cómo vivir. Ya no existe el Estado, cada uno se
mueve en función de la mejor oferta, como en el mercado de la fruta.
Ya no queda nada de lo mejor de nuestra profesión: reinventarnos
continuamente, aprender de y con los alumnos, conocer sus inquietudes, porque
éstos se han convertido en simples datos numéricos, las evaluaciones las
realizan las máquinas...y el componente humano, ¿dónde lo habéis dejado?
No es esto lo que pensábamos en 2013 cuando hablábamos de
una educación libre, asequible e integrada. Ahora sois máquinas. Y esto no
puede ser.
Dicho esto, corrió hacia la lámpara de Axeldino, la frotó
y cuando salió el Genio le dijo:
- Soy el esclavo de esa lámpara y cuando alguien la
frota, me presento. ¿Qué quieres que haga?
-Quiero una educación más….
No sabemos qué deseo expresó la Leti durmiente, pero nos gustaría
pensar que encontró el justo equilibrio entre tradición e innovación, porque
las dos ofrecen ventajas que solo se manifiestan cuando van de la mano.
Y colorín, colorado, este cuento se ha acabado